RÍO DE JANEIRO.- El tiempo pasa y la historia se repite: Argentina y Alemania volverán a verse las caras en un Mundial, y a jugar una final como ocurrió en el ‘86, cuando la ganó la Selección, y como en el ‘90, cuando festejaron los germanos. Sin reencuentros en 2002, cuando el equipo de Marcelo Bielsa se despidió en la primera ronda de Corea/Japón, las selecciones se enfrentaron en Alemania 2006, en Sudáfrica 2010 y van por el tercer encuentro al hilo. A esta historia de repeticiones hay que agregar el choque más cercano: un amistoso disputado en Frankfurt, en 2012.
Los sobrevivientes argentinos aquellos dos últimos encuentros son apenas cuatro. Sólo Sergio Romero, Javier Mascherano, Lionel Messi y Gonzalo Higuaín fueron de la partida en Ciudad del Cabo el 3 de julio de 2010 y en el Commenrzbank Arena de Frankfurt, el 15 de agosto de 2012.
Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay y Marcos Rojo jugaron en el 3-1 a favor de Argentina del amistoso, mientras que Martín Demichelis fue protagonista de la eliminación mundialista tras el 0-4 del mundial pasado. El mismo cuarteto de jugadores tiene chances de repetir titularidad en el Maracaná, algo que no podrá imitar al menos de arranque Ángel Di María -que también jugó los últimos dos encuentros- por una lesión muscular.
Además, serán varios los futbolistas que actuaron en alguno de los dos últimos encuentros, ya sea desde el inicio o en reemplazo de un compañero, que el domingo al menos estarán en el banco de suplentes: Federico Fernández, Hugo Campagnaro, Fernando Gago y Sergio Agüero.
Yendo aún más atrás, directo a la eliminación por penales en el duelo de cuartos de final del 2006 en Berlín, fueron titulares Mascherano y Maximiliano Rodríguez, mientras que Messi estuvo en el banco de suplentes. En Alemania actuaron desde el arranque Bastian Schweinsteiger, Miroslav Klose, Philipp Lahm y Per Mertesacker, mientras que Jerome Boateng, Sami Khedira, Thomas Müller, Mesut Özil y el mismo Klose fueron los que dijeron presente en el último amistoso y volverán a hacerlo el domingo.
El conocimiento entre los protagonistas puede jugar a favor, pero: ¿para qué lado se inclinará la balanza? (Especial-DyN)